El SIDA no se manifiesta de la misma forma en todas las personas. Sin embargo, los síntomas iniciales son generalmente semejantes y, además, son comunes a otras diversas enfermedades. Dichos síntomas son: fiebre persistente, calofríos, dolor de cabeza, dolor de garganta, dolores musculares, manchas en la piel, ganglios o bubones debajo del brazo, en el cuello o en la ingle y que pueden llevar mucho tiempo para desaparecer.
A medida que avanza la enfermedad y a medida que el sistema inmunológico del individuo va siendo afectado, comienzan a surgir enfermedades oportunistas, tales como: tuberculosis, neumonía, algunos tipos de cáncer, candidíasis e infecciones del sistema nervioso (toxoplasmosis y las meningitis, por ejemplo).
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